El teletrabajo y la huella ambiental corporativa

 en Responsabilidad Social Empresarial

En los últimos años hemos visto un progresivo aumento de la implantación del teletrabajo en las organizaciones. La actual pandemia por el Coronavirus ha obligado a muchas empresas a optar en el último año y medio por esta modalidad. En el actual contexto pandémico, y en especial durante el periodo de declaración de estado de alerta, el teletrabajo se ha consolidado merced a que gracias a él se reduce el riesgo de contagio entre la plantilla.

También ha sido clave ante las últimas medidas de confinamiento para continuar con la actividad de las empresas, evitando el cierre de las actividades de muchas organizaciones, impulsando una reestructuración, adaptándose una vez más al ecosistema empresarial.

Destacar que el teletrabajo puede suponer otras ventajas, tanto para el trabajador como para la empresa, si se implementa de forma correcta. Entre estas estarían: un mayor grado de flexibilidad tanto para la empresa como para el empleado, pudiendo conciliarse mucho mejor la vida personal y familiar de los trabajadores. Como una continuación de la anterior, se constata un aumento del bienestar de los empleados traducido en trabajadores más motivados y felices, hecho que suele redundar en una mayor productividad.

Una tercera ventaja es el importante ahorro en infraestructuras o en otros gastos como desplazamientos, energía, agua, etc. Recordemos que la idea del teletrabajo no es nueva. Surgió en el siglo pasado, durante la crisis del petróleo, como una forma de reducir el uso de recursos no renovables. En esa línea de sensibilidad medioambiental surge el concepto de huella ambiental corporativa (HAC).

La huella ambiental corporativa es un indicador de sostenibilidad, una medida multicriterio del comportamiento ambiental de una empresa. De igual modo que puede calcularse la huella de carbono personal teniendo en cuenta los hábitos de consumo, también puede calcularse la huella ecológica corporativa. El cálculo se realiza recopilando datos referentes al consumo de materiales y energía y traduciéndolos en emisiones de dióxido de carbono equivalentes (CO2e). Por ejemplo, el uso de los correos electrónicos, la luz, calefacción/aire acondicionado y los dispositivos tecnológicos son elementos cotidianos que incrementan la huella de carbono.

De este modo, el principal efecto del teletrabajo desde el punto de vista medioambiental es la reducción de los desplazamientos entre el hogar y el trabajo. Sobre todo por carretera en el caso de las pymes. La disminución del número de empleados presenciales en las organizaciones ha supuesto un descenso de los gastos energéticos de muchas empresas como así lo indican recientes estudios.

Según las conclusiones del Libro Blanco ‘Más allá del Teletrabajo: Una nueva forma flexible de trabajar‘, el teletrabajo contribuye a reducir la huella de carbono y otros contaminantes atmosféricos.

Un reciente estudio realizado en España indica que los españoles trabajaron en remoto de media 3,6 días a la semana de marzo de 2020 a marzo de 2021. Ello se tradujo en un ahorro de emisiones de carbono de 890 kg de CO2 por teletrabajador. En cálculos predictivos, nuestro país podría dejar de emitir hasta 3,9 millones de toneladas de CO2 equivalente al año en el futuro gracias al teletrabajo. Ese mismo informe considera que aunque el teletrabajo supone un ahorro medio anual de emisiones de carbono, no siempre es así al depender de las circunstancias tanto individuales como regionales.

Por otro lado, también hay estudios que indicarían que la transición al teletrabajo podría reducir las emisiones de carbono generales de una empresa a expensas de incrementar las propias huellas de carbono de sus empleados/as. No obstante, el efecto rebote del aumento de emisiones de carbono doméstico adicionales durante la pandemia podrían haberse compensado con el ahorro de emisiones en oficinas y por los desplazamientos a los distintos centros de trabajo.

Según un reciente informe realizado por Greenpeace sobre el teletrabajo, “el uso de energía verde y soluciones de trabajo digital; la adopción del teletrabajo y, en especial, una mayor oportunidad de trabajar desde casa, en conjunto, podrían formar parte de una estrategia de desarrollo sostenible que pueda contribuir a la reducción de emisiones.”

No estaría de más recordar la recomendación hecha por la Agencia Francesa para la Transición Ecológica. Este organismo sostiene en un reciente informe que el teletrabajo es necesario para la transición energética, aunque exige un esfuerzo continuado para seguir reduciendo la huella de carbono.

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