Economía colaborativa: una oportunidad para la recuperación económica post-COVID-19
La economía colaborativa se ha visto gravemente afectada por la COVID-19. Este sistema económico en el que las personas alquilan o comparten sus bienes personales, incluidos sus hogares y automóviles es un fenómeno cada vez más consolidado y puede representar una oportunidad para la recuperación económica en un mundo post-COVID-19.
El valor de la industria de la economía colaborativa -según un informe de la consultora Price WaterhouseCoopers-, podría llegar a mover en 2025 unos 335.000 millones de dólares a nivel mundial, compartiendo el 50 % del mercado con el modelo tradicional.
Las nuevas formas de intercambio mediante plataformas digitales -como Cabify, Airbnb, Uber o Rappi, por poner unos ejemplos-, están permitiendo la descentralización y la libre distribución de bienes y servicios entre personas. Con apenas algo más de una década de implantación, pero de tendencia imparable, la “plataformización” de la economía es una dinámica reciente. No obstante, su irrupción ha tenido un impacto dual en la organización de la economía y el trabajo. De una parte, han hecho tambalear actividades tradicionales como la hostelería o el transporte de viajeros. Pero, por otra, la “plataformización” de la economía puede representar a su vez una oportunidad para la recuperación económica en la etapa post-COVID-19. Esta “plataformización” de la economía puede convivir otras formas de organizar la actividad económica vinculadas a la compartición de bienes y servicios. La crisis de la COVID-19 ha demostrado hasta qué punto las tecnologías digitales son la red que permite sustentar gran parte de la economía, también en etapas de crisis.
Respecto a las actividades tradicionales como la hostelería y otras empresas del sector servicios y el comercio, un reciente estudio alerta del estancamiento económico en las pymes españolas provocado por la pandemia de COVID-19. Según el informe sobre la Financiación de la Pyme en España, presentado este mes de octubre por la Confederación Española de Sociedades en Garantía (Cesgar) solo tres de cada diez pequeñas y medianas empresas aseguran haber comenzado la recuperación. A pesar del avance de la campaña de vacunación y del levantamiento de las restricciones, un 37,4% de las más de mil empresas encuestadas declaró que su situación había empeorado con respecto al año pasado. El informe también pone de relieve que las perspectivas de las pymes a corto plazo son positivas a pesar de las dificultades. Así, el 47,7% confía en que su facturación aumentará en el próximo año. Otro dato destacable es que el 79% de las pymes considera que no habrá variaciones importantes en el número de sus empleados a lo largo del próximo año. Ello ha de leerse en clave moderada respecto a las previsiones de creación de empleo en los próximos doce meses.
No se trata solo de la “plataformización” de la economía, sino del surgimiento de nuevas conductas sociales influenciadas por un propósito superior: la sostenibilidad y la economía circular. Se tiende a lo que se ha llamado las buenas prácticas socioambientales. Es decir, la concienciación por parte de las empresas y los ciudadanos de que no podemos consumiendo de manera infinita, pues nuestras actuaciones impactan de manera negativa tanto en el medio ambiente como en la sociedad. Como ciudadanos podemos compartir la propiedad y/o usufructo por ejemplo de vehículos, viviendas, oficinas, comida, etc. Desde las organizaciones, de igual modo, La economía colaborativa puede representar así una oportunidad frente a la recuperación económica en la etapa postpandemia.
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