Economía colaborativa al servicio de la promoción del envejecimiento activo
Durante las últimas décadas, el progresivo envejecimiento de la población mundial ha sido objeto de debate en varias organizaciones internacionales –como Naciones Unidas– debido principalmente a las repercusiones de dos fenómenos: la baja tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida.
A nivel mundial, el número de personas mayores experimentará un aumento sustancial en todos los países. Según el informe World Population Prospects: the 2019 Revision, para 2050 una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años (16%). Ante este fenómeno irreversible, la Unión Europea ha desarrollado una política basada en el Envejecimiento Activo Active Ageing (AA). En este contexto, el fomento del envejecimiento activo es una de las acciones propuestas para hacer frente a este inevitable aumento de la población de 60 años o más.
La Organización Mundial de la Salud ha definido el Envejecimiento Activo como “el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”, como una forma de liberar el potencial de las personas mayores sin explotarlas y fomentar su compromiso social continuo. Por lo tanto, uno de los principales pilares para el envejecimiento activo es, sin duda, la participación social. Sin embargo, la participación social puede tener varias caras alentada por las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación.
La irrupción de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en los últimos años ha supuesto una completa transformación en varios ámbitos de la sociedad. Una de estas es, sin duda, la actividad económica; que ha cambiado sus formas clásicas de suministro de bienes y servicios.
Un ejemplo de ello es la llamada economía de plataforma y las plataformas digitales. Estas plataformas han hecho posible nuevas transacciones en las que, por ejemplo, clientes (consumidores) clients (consumers) y proveedores (empresas) providers (business) pueden encontrarse en la búsqueda de nuevos acuerdos comerciales (B2C); consumidores consumers pueden conocer a otros consumidores consumers (C2C); o empresas business pueden conocer a otras empresas business para externalizar funciones (B2B). Estas plataformas ayudan a potenciar los efectos de la Web, creando una red de agentes y dificultando la aparición de otras redes (monopolios naturales).
Al mismo tiempo –aunque no necesariamente relacionado– ha surgido una nueva forma de comercializar bienes, con el nombre de Economía Compartida. Tanto en línea –a través de Internet– como como fuera de ella, los modelos de economía compartida se centran en la oferta de bienes o servicios con un precio notablemente inferior al del mercado. En otros casos, se basan simplemente en el intercambio de servicios similares a futuro, como en el trueque empleado en los Bancos de Tiempo. Este último caso pertenece a la llamada Economía Colaborativa sin Ánimo de Lucro Non-For Profit Sharing Economy (NFPSE), ya que no existe una ganancia económica y funciona como si estuviera bajo una lógica C2C.
Aunque en los últimos tiempos ha habido cierta controversia en torno a esta nueva forma de comercialización, en particular con el sistema de relaciones laborales generado tras iniciativas como Uber, Cabify, Glovo o Deliveroo; no cabe duda que compartir la economía junto con las plataformas digitales puede aportar una amplia gama de beneficios a la sociedad.
Esta oportunidad ha sido vista por el proyecto europeo Colabor-active, financiado por la Comisión Europea en el marco del Programa Erasmus+, con el fin de explorar el potencial de la plataforma digital y de la Economía Compartida en la promoción del envejecimiento activo entre las personas mayores en cinco países europeos: Austria, Francia, Alemania, Grecia y España. Para ello, el proyecto Colabor-active ha diseñado un curso de formación para fomentar la participación social de las personas mayores, las cuales han participado tanto en el diseño como en la realización del proyecto, de acuerdo con la metodología de co-creación (co-creation methodology).
En otras palabras, el curso de formación ha sido diseñado para y con personas mayores con el fin de ofrecer una formación a medida capaz de satisfacer sus necesidades, tanto en el ámbito del envejecimiento activo como en el de las competencias colaborativas en cada país. De esta forma, se abordaron una variedad de temas para mejorar sus habilidades digitales y su falta de conciencia sobre las opciones para el compromiso cívico, dada la complejidad de establecer conexiones significativas entre las organizaciones y entidades comunitarias y este segmento demográfico en particular.
Con el fin de comprobar la eficacia de la formación, se llevaron a cabo algunas sesiones piloto con un promedio de 20 personas mayores por país. Estas acciones han revelado los beneficios potenciales que la Economía Colaborativa Sin Ánimo de Lucro Non-For Profit Sharing Economy (NFPSE) puede aportar a las personas mayores. En primer lugar, la Economía Colaborativa Sin Ánimo de Lucro Non-For Profit Sharing Economy (NFPSE) no sólo puede mejorar la calidad de vida de las personas mayores logrando la obtención de algunos servicios que podrían necesitar de forma gratuita, sino también contribuyendo a la mejora de sus relaciones sociales e inclusión social.
Por último, pero no por ello menos importante, puede ayudar a exaltar valores de la tercera edad; como la inspiración, el liderazgo, la sabiduría, la tradición y el legado en una sociedad que sobrevalora la juventud.
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