La problemática de salud y medioambiental de las pajitas de papel

 en Responsabilidad Social Empresarial

Para luchar contra la contaminación, hace más de dos años que entró en vigor la Directiva europea que prohíbe la venta de artículos de plástico de usar y tirar. Concretamente, la Directiva (UE) 2019/904 del Parlamento Europeo y del Consejo se aprobó en 2019 para luchar contra la contaminación por plástico. Según la Comisión Europea, más del 80% de la basura hallada en el mar es plástico.

A través de la citada Directiva se daba de plazo a los Estados miembros para trasponer esas medidas al ordenamiento jurídico nacional hasta el 3 de julio de 2021. En el centro de esa prohibición se encontraban productos como pajitas, bastoncillos, cubiertos o platos de plásticos. Otros productos se irán censurando paulatinamente hasta 2030. El antecedente de esta Directiva la encontramos en 2018, cuando la Comisión Europea aprobó la Estrategia Europea sobre Plásticos precisamente para luchar contra la contaminación por plásticos. A partir de aquí, nos hemos acostumbrado a encontrar productos sustitutivos, por ejemplo, en el caso de las pajitas de plástico.

Pero recientes estudios han venido a demostrar que algunos componentes de las pajitas de papel podrían ser un problema para nuestra salud. Un estudio publicado en agosto de este año en la revista Food Additives and Contaminants por un grupo de investigadores belgas plantea que ciertas pajitas de papel no son tan ecológicas como parecen. El análisis realizado por la Universidad de Amberes muestra que 27 de las 39 marcas analizadas contenían algún tipo de PFA. Los PFA, por sus siglas en inglés, son sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, esto es, agentes químicos sintéticos nocivos para la salud. Así lo ha manifestado la Agencia Medioambiental Europea al asociarlos con daños hepáticos, enfermedad tiroidea, obesidad, problemas de fertilidad e, incluso, algunos tipos de cáncer.

Los resultados, no obstante, reflejan que las cantidades encontradas son muy pequeñas, pero los investigadores alertan de su efecto acumulativo en los tejidos humanos. Más que significativo es que el equipo de la Universidad de Amberes detectase que el PFAS más frecuente en las pajitas de papel fuese el PFOA, prohibido desde 2020 en todo el mundo desde 2020. Otro apunte es que según el Instituto de Productos Biodegradables de Estados Unidos, las pajitas de papel, además, no siempre se degradan tan rápido como se espera. Pensemos que la producción de pajitas de papel desechables traslada el problema medioambiental tanto a los bosques, al conducir a su deforestación, como al de la contaminación, pues volver al papel significa perpetuar el uso de envases de usar y tirar: las nuevas pajitas de papel no son fáciles de reciclar y tienden que desecharse en el contenedor de la basura general.

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